Tres mujeres judías brillantes del siglo XX


Por NADIA CATTAN

Verónica Selem Psicología

Anna Freud

Nació en Viena, Austria en 1895. Fue una psicoanalista austríaca de origen judío. Hija de Sigmund Freud, Anna centró su investigación en la psicología infantil.

Cuando su padre Sigmund enfermó, Anna dedicó mucho tiempo a cuidar la salud de su padre. Por su parte, Sigmund siempre la apoyó en su carrera.

Mientras Sigmund Freud, en 1934, terminaba su primer borrador de “Moisés y la religión monoteísta”, Anna iniciaba, “El Yo y los mecanismos de defensa”, regalándole la primera edición a su padre al cumplir éste los ochenta años.

En 1933 se promulgó la primera ley antisemita, lo que dio origen al éxodo de psicoanalistas alemanes y austríacos, pero es recién en 1938 que la familia Freud decidió dejar Viena para emigrar a Inglaterra. Ya en Londres, Anna se ocupó con exclusividad del cuidado de la salud de su padre, quien luchaba contra el cáncer.

Al morir Sigmund, Anna enfrentó el duelo trabajando arduamente; organizó entre 1940 y 1942 varias residencias para niños evacuados y refugiados, siendo la guardería Hampstead, de Londres, la más destacada.

 

Rita Levi-Montalcini

Nació en Turín, Roma, en 1909. Fue una extraordinaria científica italiana especializada en neurología. En 1943 se trasladó con su familia a Florencia para refugiarse del nazismo.

Descubrió el primer factor de crecimiento conocido, el factor de crecimiento nervioso, que consiste en el conjunto de ciertas sustancias que contribuyen a la comunicación entre las células, por esto, recibió en 1986 el Premio Nobel de la Medicina.

En vida escribió varias frases inspiradoras, una de ellas dice: “El cerebro tiene dos hemisferios: uno arcaico que gobierna nuestros instintos y nuestras emociones y otro más joven en el que reside nuestra capacidad de razonar”.

 

Mathilde Krim

Nació en Italia en 1926. Fue una investigadora médica estadounidense fundadora de amfAR, la Fundación Americana para la Investigación sobre el SIDA.

Krim se dedicó a aumentar la consciencia pública sobre el SIDA y a facilitar la comprensión de las causas, los medios de transmisión y el patrón epidemiológico de este virus. Pues, independiente al estudio de la enfermedad, estaba interesada en educar a la sociedad para prevenir el contagio de este virus irreversible.

Mathilde ostentaba dieciséis doctorados Honoris Causa y recibió numerosos honores y distinciones. En agosto del 2000, el presidente Bill Clinton le otorgó la Medalla Presidencial de Libertad, el honor civil de más nivel en los Estados Unidos, en reconocimiento a su trayectoria y compromiso.

 


FUENTE: https://www.enlacejudio.com/2018/03/08/tres-mujeres-judias-brillantes-del-siglo-xx/

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