La mujer: el pilar para la trascendencia de la tradición sefardí


Por MARÍA CHERRO DE AZAR

Deluxe & bla bla

En el judaísmo, “tradición” y “memoria» son casi sinónimos: el primer concepto se relaciona con el recuerdo de haber sido esclavos en Egipto; el segundo, con haber recibido la Torá.

La influencia en la transmisión de conocimientos, valores y creencias en las juderías de España, estuvo hasta el siglo XV en poder de las madres, que se ocupaban de mantener la vida y la salud de los miembros de su familia. Esta práctica religiosa y cultural sostenida por largo tiempo fue tan relevante que figura entre las acusaciones de vecinos y comisarios en los expedientes de los procesos inquisitoriales: se puede ver detalles minuciosos de las tradiciones y las costumbres en esos archivos guardados y secretos durante centenares de años y abiertos recién a finales del siglo XX, en esas miles de páginas protegidas en la Torre Tombo de Portugal y en las ocultas bibliotecas del Santo Oficio de la Inquisición (México, Lima, Cartagena de Indias).

Para ordenar el proceso, la institución contaba con inquisidores, familiares y comisarios que estructuraban redes y ejercían presión física y mental hasta lograr la pretendida delación. Cientos de mujeres fueron procesadas en esas circunstancias: los legajos dejan entrever cómo fueron espiadas, perseguidas, controladas, torturadas por la inquisición, acusadas de judaizar, de practicar sus rituales cotidianos en la intimidad del hogar, de cocinar vegetales, de bañarse, de lucir ropa limpia… aún a fuerza de la conversión.

Luego de la expulsión de los judíos de España en 1492, ya instaladas en pueblos del Imperio Otomano y en las costas del Mediterráneo, las madres sefaradíes enseñaban a sus hijas leyendas bíblicas, cuentos y canciones, el valor simbólico de los alimentos, el orden en la casa. Con su ejemplo, marcaban la celebración de las fiestas religiosas, guiaban sus ritos y comidas tradicionales y revelaban fórmulas para la cura de malestares, dolores y hasta mal de ojo. Un modelo educativo informal construido a lo largo de los años, desde la cuna hasta la jupá que el tiempo no logró mermar: ya en el siglo XX aparecen nuevos testimonios con las primeras familias de inmigrantes, en coloridas postales que figuran entre los relatos de libros fielmente documentados.

Los cuentos, las canciones y, por supuesto, las consejas: esas historias de la Biblia narradas casi siempre en forma oral, alrededor de la mesa o en torno al brasero que entibiaba las piezas de aquellas enormes casas, destacaban los valores morales y finalizaban con la conocida frase: “eios tengan bien y mozotros también”.

Un conocido personaje de los cuentos del folklore sefaradí, Djohá, pícaro y tonto, resuelve situaciones cotidianas o especiales, provocando a su modo la hilaridad de quienes escuchan sus andanzas.

Las mujeres solían reunirse determinados días de la semana para cocinar, preparar dulces, coser, tejer o bordar ajuares para la novia o para un bebé. Mientras lavaban, planchaban, avanzaba la crianza de sus hijos o daban el ejemplo a las jóvenes que aprendían imprescindibles labores, se entretenían con canciones sobre antiguos romances plenos de nostalgia por la España abandonada.

Refranes y proverbios formaban parte de sus conversaciones cotidianas, imprimiendo en la memoria un corpus de verdaderas sentencias que llegaron hasta nuestros días. ”No te merikees, kerida, una puerta se siera, otra se avre”. Ante un problema que entristecía: “kuando más eskuro es la noche, mas presto se amanese”. Y una advertencia fundamental: “Tala madre, tala ija: mira la madre antes ke tomes la ija”. Cada uno encierra experiencia de vida, enseña y brinda esperanza en una dulce lengua: el judeoespañol, que se resiste al olvido después de más de 500 años lejos de su patria.

La trascendencia en manos femeninas: la mujer tiene en sus manos el rol de transmitir a su descendencia tradiciones, ritos y costumbres para sostener la continuidad, valiosa y colorida, y seguir aportando la exquisitez de aromas y sabores al vasto patrimonio religioso y cultural sefaradí.

También te puede interesar